El territorio fenicio empezó a ser colonizado a partir de 5000 a. C., por grupos procedentes de los desiertos de Arabia. La cercanía al mar Mediterráneo les permitió dedicarse a la pesca y los bosques, que había en su territorio, proporcionaron madera para construir embarcaciones. Con el tiempo, iniciaron travesías por las costas alejándose cada vez más para intercambiar productos con pueblos cercanos. Hacia 2000 a. C., ya existían ciudades fenicias, como Ugarit y Biblos, donde se mantenía un comercio activo con el Imperio Egipcio; más tarde florecieron ciudades como: Beirut, Tiro y Sidón. El relieve montañoso de su territorio constituye un obstáculo para recorrerlo; por ello, Fenicia estuvo integrada por poderosas ciudades estado aisladas entre sí, pero relacionadas económicamente. Pese a tener gobiernos propios, las ciudades fenicias compartían rasgos comunes, como lengua y religión, producto de las estrechas relaciones que nacían, principalmente, con el comercio, actividad en la cual se distinguieron. Los fenicios fueron contemporáneos de muchas civilizaciones agrícolas y sus descendientes rivalizaron con muchas potencias del Mediterráneo, en especial Grecia y Roma. El apogeo de la cultura fenicia puede situarse entre 1025 y 880 a. C., cuando el desarrollo comercial permitió crear una serie de centros de comercio y colonias cercanas a las costas del Mediterráneo, en el Norte de África y en la costa occidental de España.
